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Y es que el ambiente que nos rodea sumado a nuestra conducta, saludable o no, repercutirán en nuestra descendencia. Así lo pone de manifiesto un estudio llevado a cabo en la Universidad de Adelaida (Australia) publicado en 'Science', una de las publicaciones más influyentes en genética
La epigenética es la disciplina que estudia la influencia de los factores no genéticos que intervienen en el desarrollo de un organismo vivo. O la información acerca de nuestro estilo de vida y su afectación a nuestra salud, algo que complementa nuestra carga genética. Pues bien, sus grandes avances que no tienen más allá de 25-30 años, pueden suponer una carga extra de responsabilidad que conviene conocer.
Porque nuestras decisiones acerca de la salud se trasladan vía genética a nuestra descendencia. Hay tres factores que determinan nuestro estado de salud y que están fuertemente relacionados entre sí: el medio ambiente que nos rodea, nuestros hábitos o estilo de vida y nuestra predisposición hereditaria.
La información de estas tres 'fuentes' la almacenamos como ADN en cada una de las células que conforman nuestro cuerpo. Siempre hemos asumido que ciertas enfermedades como el asma, la diabetes o incluso el cáncer eran consecuencia, en parte, de nuestra predisposición genética. Ahora conviene tomar nota de que hay una parte voluntaria sobre la salud que dejamos en 'herencia' a nuestra descendencia.
Lo novedoso -y lo que ha llamado nuestra atención-, es que, en un paso más, la ciencia ha descubierto que lo que hagamos con nuestro organismo repercutirá en la salud de nuestros descendientes de manera directa. Estudios recientes ponen de manifiesto que ciertos aspectos de nuestro estilo de vida -incluyendo nuestros hábitos alimenticios, de comportamiento, de actividad física o de consumo de alcohol o tabaco- tienen una marcada influencia sobre cómo se comportan nuestros genes. Dicho en otras palabras, podemos modificar sensiblemente la herencia genética de nuestros hijos a través de los hábitos que configuran nuestro estilo de vida presente.
"Los estudios epigenéticos más avanzados están en los campos del estudio del cáncer o de la endocrinología", sostiene María José Trujillo, bióloga del Servicio de Genética de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid. La forma en la nos alimentamos, el consumo de alcohol o tabaco, el medio donde vivimos o la práctica de ejercicio físico se han asociado a cambios o "marcas" epigenéticas implicadas en el desarrollo de una serie de enfermedades en humanos. "Algunos ejemplos son el cáncer o las enfermedades cardiovasculares, respiratorias y neurodegenerativas, aunque esta ciencia se ha vinculado también al estudio de la fertilidad", sostiene Trujillo.
El estilo de vida que decidamos seguir hoy afectará no solamente a nosotros mismos sino también a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. Cada uno de nosotros tenemos en nuestras manos la posibilidad de optar por hábitos saludables que influyan positivamente sobre nuestra salud y sobre la de generaciones venideras, Vamos, que nuestra responsabilidad en la salud de la progenie va mucho más allá.
"Bueno conviene no ir demasiado lejos en esto. Es verdad que es así, pero no conviene obsesionarse", dice Juan Antonio Velasco, director del Instituto Valenciano de Infertilidad.
"Es verdad que la naturaleza siempre premiará a los más fuertes, a aquellos individuos de la especie mejor dotados frente al medio, pero podemos tomar lo que nos enseña la epigenésis como una oportunidad para fortalecer a los individuos que nos sucederán. Podemos hacer más por nuestros hijos", subraya Velasco de manera llana.
¿Y a partir de qué momento nuestras células reproductivas comienzan e recibir información sobre nuestra salud y hábitos capaz de complementar la información genética? "Ya casi está establecido que los cambios epigenéticos influyen en el embrión antes incluso antes incluso de que este haya implantado, cuando técnicamente aún no hay embarazo", concluye nuestro especialista.
Pero eso no significa que nuestras células reproductivas no intenten aislarse o defenderse tanto del medio como de nosotros mismos. Así, durante la concepción se produce un blindaje, que al final no es muy efectivo, que se llama reprogramación epigenética que por sí misma no bastaría para evitar riesgos para la salud de nuestra progenie. Es decir, conviene actuar y tomar nota.
fuente y credito a www.que.es
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