Sonrojarse es una reacción totalmente involuntaria e incontrolable. Ante determinadas emociones como ira, culpa o vergüenza, el sistema nervioso simpático ordena la liberación de adrenalina, un estimulante natural que provoca diferentes respuestas en el organismo.
El ritmo cardiaco y la respiración se aceleran y los vasos sanguíneos se dilatan para dejar pasar mas sangre. En la cara y en las orejas, especialmente en las mejillas, hay mas capilares sanguíneos y de mayor diámetro.
Que por si no tuvieramos suficiente, son mas visibles ( es que la piel es mas delgada en esa zona ) . Por eso cuando nos sentimos avergonzados, se nos incendian las mejillas.
Ahí, a la vista de todo el mundo. Y lamentablemente no el pie o el codo, lo que por lo menos evitaría que nos avergonzáramos de nuestra vergüenza
fuente y crédito a (Tecnopolis) -- ( Libro <--> Un Mundo Por Descubrir )
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