Un estudio en un cráter de EEUU acerca la predicción de la actividad volcánica al detectar un estado del magma a partir del cual se desencadena una erupción
Un volcán mudo durante siglos puede reactivarse en tan solo un par de meses, según un nuevo estudio en un cráter de EEUU. Los autores del trabajo han observado que el magma situado a unos 4.000 metros bajo el Monte Hood, en el estado de Oregón, ha permanecido en condiciones casi sólidas durante milenios, “pero el tiempo que necesita para licuarse y potencialmente entrar en erupción es sorprendentemente corto, quizá tan sólo un par de meses”, según un comunicado de la Universidad Estatal de Oregón, a la que pertenecen los investigadores.
“Si la temperatura de las rocas es demasiado fría, el magma parece mantequilla de cacahuete en un frigorífico”, explica el geólogo Adam Kent, coautor del estudio. “Sencillamente, no es muy móvil. En el caso del Monte Hood, el umbral parece situarse alrededor de los 750 grados. Si se calienta apenas 50 o 75 grados por encima de esa temperatura, la viscosidad del magma aumenta mucho y hace que sea más fácil de movilizar”, resume Kent en la nota de la universidad. Ese umbral de 750 grados se supera cuando asciende magma caliente procedente de las profundidades de la corteza terrestre. Y al mezclarse los dos tipos de magma, se puede desencadenar una erupción, como de hecho ocurrió en el Monte Hood hace 220 y 1.500 años.
Un gigante tranquilo
El volcán de Oregón es un gigante de unos 3.400 metros de altura, pero sus erupciones no son especialmente violentas, tranquilizan los científicos. El magma tiende a salir despacio por el pico del monte. “Lo que ocurre cuando se mezclan los dos tipos de magma es como cuando aprietas el tubo de pasta de dientes por el centro”, en palabras de Kent. “Una especie de gran gota resbala por la cima”, detalla. El cóctel de magmas funciona al mismo tiempo como un detonante de la erupción y como un factor restrictivo de su violencia, exponen los investigadores, que publican hoy su estudio en la revista Nature.“Lo que hemos visto es que el magma ha estado almacenado bajo el Monte Hood durante al menos 20.000 años y probablemente hasta 100.000 años. Y durante el tiempo que ha estado allí ha estado almacenado en frío, como la mantequilla de cacahuete en la nevera, al menos un 88% del tiempo, y probablemente más del 99% del tiempo”, sostiene Kent.
“Lo que es alentador desde otro punto de vista es que la tecnología moderna debería de ser capaz de detectar cuándo el magma comienza a licuarse o a movilizarse, y esto puede darnos la alerta de una erupción potencial”, añade el geólogo. Monitorizar los gases, detectar las ondas sísmicas surgidas por los movimientos magmáticos y estudiar la deformación del suelo mediante satélites podrían ayudar a detectar esa bolsa de magma viscoso y predecir una erupción volcánica, según el investigador. Su equipo ha analizado las rocas expulsadas por el volcán en anteriores erupciones, rastreando su historia geológica mediante el estudio
El Monte Hood es, hasta la fecha, el único volcán estudiado al detalle empleando estas técnicas, según un comunicado de la Universidad de California en Davis (EEUU), también involucrada en el trabajo. “Un estudio preliminar de los datos de volcanes similares en todo el mundo muestra que probablemente siguen un patrón similar al del Monte Hood, con un magma erupcionable que sólo está presente una pequeña parte del tiempo”, adelanta la universidad. Los autores del trabajo preparan estudios en otros volcanes para saber si sus hallazgos en Oregón son efectivamente extrapolables a otros volcanes o únicos del Monte Hood.
fuente y credito a esmateria.com
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Un volcán mudo durante siglos puede reactivarse en tan solo un par de meses, según un nuevo estudio en un cráter de EEUU. Los autores del trabajo han observado que el magma situado a unos 4.000 metros bajo el Monte Hood, en el estado de Oregón, ha permanecido en condiciones casi sólidas durante milenios, “pero el tiempo que necesita para licuarse y potencialmente entrar en erupción es sorprendentemente corto, quizá tan sólo un par de meses”, según un comunicado de la Universidad Estatal de Oregón, a la que pertenecen los investigadores.
“Si la temperatura de las rocas es demasiado fría, el magma parece mantequilla de cacahuete en un frigorífico”, explica el geólogo Adam Kent, coautor del estudio. “Sencillamente, no es muy móvil. En el caso del Monte Hood, el umbral parece situarse alrededor de los 750 grados. Si se calienta apenas 50 o 75 grados por encima de esa temperatura, la viscosidad del magma aumenta mucho y hace que sea más fácil de movilizar”, resume Kent en la nota de la universidad. Ese umbral de 750 grados se supera cuando asciende magma caliente procedente de las profundidades de la corteza terrestre. Y al mezclarse los dos tipos de magma, se puede desencadenar una erupción, como de hecho ocurrió en el Monte Hood hace 220 y 1.500 años.
Un gigante tranquilo
El volcán de Oregón es un gigante de unos 3.400 metros de altura, pero sus erupciones no son especialmente violentas, tranquilizan los científicos. El magma tiende a salir despacio por el pico del monte. “Lo que ocurre cuando se mezclan los dos tipos de magma es como cuando aprietas el tubo de pasta de dientes por el centro”, en palabras de Kent. “Una especie de gran gota resbala por la cima”, detalla. El cóctel de magmas funciona al mismo tiempo como un detonante de la erupción y como un factor restrictivo de su violencia, exponen los investigadores, que publican hoy su estudio en la revista Nature.“Lo que hemos visto es que el magma ha estado almacenado bajo el Monte Hood durante al menos 20.000 años y probablemente hasta 100.000 años. Y durante el tiempo que ha estado allí ha estado almacenado en frío, como la mantequilla de cacahuete en la nevera, al menos un 88% del tiempo, y probablemente más del 99% del tiempo”, sostiene Kent.
“Lo que es alentador desde otro punto de vista es que la tecnología moderna debería de ser capaz de detectar cuándo el magma comienza a licuarse o a movilizarse, y esto puede darnos la alerta de una erupción potencial”, añade el geólogo. Monitorizar los gases, detectar las ondas sísmicas surgidas por los movimientos magmáticos y estudiar la deformación del suelo mediante satélites podrían ayudar a detectar esa bolsa de magma viscoso y predecir una erupción volcánica, según el investigador. Su equipo ha analizado las rocas expulsadas por el volcán en anteriores erupciones, rastreando su historia geológica mediante el estudio
El Monte Hood es, hasta la fecha, el único volcán estudiado al detalle empleando estas técnicas, según un comunicado de la Universidad de California en Davis (EEUU), también involucrada en el trabajo. “Un estudio preliminar de los datos de volcanes similares en todo el mundo muestra que probablemente siguen un patrón similar al del Monte Hood, con un magma erupcionable que sólo está presente una pequeña parte del tiempo”, adelanta la universidad. Los autores del trabajo preparan estudios en otros volcanes para saber si sus hallazgos en Oregón son efectivamente extrapolables a otros volcanes o únicos del Monte Hood.
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