Este sábado, integrantes del Planetario de San Luis culminarán el ciclo de actividades propuestas para las vacaciones de invierno en el Parque Natural Bajo de Veliz, con una interesante charla tipo fogón en la que se abordará sobre las posibilidades de que exista o no vida extraterrestre, según los criterios de la ciencia. La charla, que se realizará a partir de las 17 en el parque ubicado al noreste de la provincia puntana, “será un espacio para tratar el polémico tema”, se informó a AIM desde la organización.
En la oportunidad se tratarán temas como búsqueda de planetas extrasolares; zona de habitabilidad de una estrella y astrobiología. Las actividades terminarán a las 19 durante el crepúsculo, cuando mediante potentes punteros láser se identifiquen algunos planetas del sistema solar para comentar sus principales características.
La temática, enmarcada en el reconocido Programa Ciencia con la Gente, estará orientada a todo el grupo familiar. Quienes deseen participar pueden anotarse mediante el sitio web oficial del Planetario de San Luis www.planetariodesanluis.org Los cupos se limitarán estrictamente a 50 personas.
El enigma de los sellos circulares
En su libro “Una breve historia de casi todo”, el científico norteamericano Bill Bryson expone con humor la cautela de los de su profesión respecto de ovnis, alienígenas y visitantes de otros mundos.
“Por supuesto, es posible que seres alienígenas viajen miles de millones de kilómetros para divertirse, trazando círculos en los campos de cultivo, o para aterrorizar a un pobre tipo que viaja en una furgoneta por una carretera solitaria -deben tener también adolescentes, después de todo- pero parece improbable”.
Pero, para decirlo todo, no deja de mencionar las probabilidades de que en efecto, haya seres en otros mundos:
“De todos modos, la posibilidad estadística de que haya otros seres pensantes ahí fuera es bastante grande. Nadie sabe cuántas estrellas hay en la Vía Láctea. Los cálculos oscilan entre unos 100.000 millones y unos 400.000 millones. La Vía Láctea sólo es una de los 140.000 millones de galaxias, muchas de ellas mayores que la nuestra. En la década de los sesenta, un profesor de Cornell llamado Frank Drake, emocionado por esos números descomunales, ideó una célebre ecuación para calcular las posibilidades de que exista vida avanzada en el cosmos, basándose en una serie de probabilidades decrecientes. En la ecuación de Drake se divide el número de estrellas de una porción determinada del universo por el número de estrellas que es probable que tengan sistemas planetarios. El resultado se divide por el número de sistemas planetarios en los que teóricamente podría haber vida.
A su vez esto se divide por el número de aquellos en los que la vida, después de haber surgido, avance hasta un estado de inteligencia. Y así sucesivamente. El número va disminuyendo colosalmente en cada una de esas divisiones… pero, incluso con los datos más conservadores, la cifra de las civilizaciones avanzadas que puede haber sólo en la Vía Láctea resulta ser siempre de millones. Finalmente, dentro de sus propias posibilidades, Bill se emociona:
“¡Qué pensamiento tan interesante y tan emocionante!. Podemos ser sólo una entre millones de civilizaciones avanzadas. Por desgracia, al ser el espacio tan espacioso, se considera que la distancia media entre dos de esas civilizaciones es, como mínimo, de doscientos años luz, lo cual es bastante más de lo que parece”.
¿A qué círculos se refiere para atribuirlos con cierta sorna a “adolescentes” de otros planetas que tratan de divertirse atolondradamente con nosotros?
fuente y credito a aimdigital
Un sello circular reportado en Avebury, Wiltshire.
“De todos modos, la posibilidad estadística de que haya otros seres pensantes ahí fuera es bastante grande. Nadie sabe cuántas estrellas hay en la Vía Láctea. Los cálculos oscilan entre unos 100.000 millones y unos 400.000 millones. La Vía Láctea sólo es una de los 140.000 millones de galaxias, muchas de ellas mayores que la nuestra. En la década de los sesenta, un profesor de Cornell llamado Frank Drake, emocionado por esos números descomunales, ideó una célebre ecuación para calcular las posibilidades de que exista vida avanzada en el cosmos, basándose en una serie de probabilidades decrecientes. En la ecuación de Drake se divide el número de estrellas de una porción determinada del universo por el número de estrellas que es probable que tengan sistemas planetarios. El resultado se divide por el número de sistemas planetarios en los que teóricamente podría haber vida.
A su vez esto se divide por el número de aquellos en los que la vida, después de haber surgido, avance hasta un estado de inteligencia. Y así sucesivamente. El número va disminuyendo colosalmente en cada una de esas divisiones… pero, incluso con los datos más conservadores, la cifra de las civilizaciones avanzadas que puede haber sólo en la Vía Láctea resulta ser siempre de millones. Finalmente, dentro de sus propias posibilidades, Bill se emociona:
“¡Qué pensamiento tan interesante y tan emocionante!. Podemos ser sólo una entre millones de civilizaciones avanzadas. Por desgracia, al ser el espacio tan espacioso, se considera que la distancia media entre dos de esas civilizaciones es, como mínimo, de doscientos años luz, lo cual es bastante más de lo que parece”.
¿A qué círculos se refiere para atribuirlos con cierta sorna a “adolescentes” de otros planetas que tratan de divertirse atolondradamente con nosotros?
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