Cuatro meteoritos en Gualeguaychú

Por Verónica Toller (*).- “Venga a ver”, pidió el gendarme. Al Director de Defensa Civil Daniel Hernández, quien recibió el llamado, le sonó extraño. Habían detenido un camión en un operativo de rutina, en Ceibas, que llevaba como carga… dos piedras. Grandes. Corría el año 2007. Lo sucedido en Rusia días atrás nos retrotrajo este hecho a la memoria.


El Chaco, un meteorito argentino.


El camión venía de Colón. Al pasar por Ceibas, Gendarmería lo detiene para control y le llama la atención a los dos oficiales que cubrían la guardia el extraño cargamento. “Por favor, venga a ver”, le dijo uno de ellos a Hernández. Éste decidió llamar al geólogo Daniel Mársico. En pocas horas, tenían la respuesta: se trataba de dos meteoritos, uno de 200 kilos y otro de 800 aproximadamente. Fueron derivados con camión y todo a alguna repartición provincial en Paraná. Y no se supo más. Tal vez, dice Hernández, el transporte ilegal de material estelar procedía en realidad de Chaco, donde se encuentra el “Campo del Cielo”, y tendría por destino alguna colección particular. El Campo del Cielo se ubica en el límite entre Chaco y Santiago del Estero y cubre un área de 20 mil km2. Se calcula que hace unos 5800 años sufrió el impacto de un meteoro metálico o una lluvia de meteoros de aproximadamente 50 mil kilos. Uno de los fragmentos, apodado “meteorito El Chaco”, tiene 37 mil kilos y es el segundo más grande conocido (el mayor es el “meteorito Hoba”, de 60 mil kilos, hallado en Namibia). El lugar es actualmente reserva natural. El mayor de los cráteres producidos por los impactos tiene 50 metros de diámetro y data de más de cuatro mil años. El meteorito hallado es de hierro, níquel, cobalto y fósforo principalmente. Tanto wichís como tobas consideraron sagrado ese territorio. Se han hallado meteoritos de distintos tamaños, la mayoría, saqueados y llevados fuera del país. Oficialmente, se conocen 27 cráteres con sus respectivos meteoros.



75 años antes…
Rebobinemos el calendario. 1932. En la estancia La Constancia de Joaquín Goldaracena (Distrito Pehuajó sur, a unos 12 kilómetros de Larroque), alguien hace un hallazgo que sorprendió a la comarca: el arado se topó nada menos que con un meteorito. Según un folleto que se encuentra en la Biblioteca Sarmiento y del cual da fe Cuadernos de Gualeguaychú número 16, el señor Alfredo Zuluaga donó el objeto mineral al Museo Argentino de Ciencias Naturales. Y éste, retribuyó con una réplica y 49 gramos del meteorito a la Escuela Normal “Olegario V. Andrade”. Hace algunos años fuimos a Enova a buscar la piedra (que no es una “piedra” sino una formación de metal, hierro y níquel entre otros componentes. Las piedras de nuestro planeta no tienen dicha composición). Encontramos una tarjeta antigua y amarillenta donde decía: “175 (se refiere al número de pieza del laboratorio de Ciencias Naturales de la escuela). Aerolito de La Colina (calco). Caído el 19 de marzo de 1924 en Estación “La Colina”, F. C. Sur (de Buenos Aires). Donación del señor Miguel de Líbano Elrrieta. El original pesa 1400 gramos”. Así que el caído en La Calera en 1932 era otro meteorito y su réplica no sabemos dónde está. El que resguarda Enova es de 1924 y cayó en Buenos Aires. Con lo que, sumados los dos hallados por los gendarmes, son cuatro los meteoritos que han pasado o están todavía en nuestra ciudad. Verónica Toller (*) es profesora de Literatura y periodista. Fuente: Gualeguaychú en Foco

fuente y credito a aimdigital

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