Flujos de lava desde el Kilauea. (Foto: USGS)
En un nuevo estudio, se ha llegado a la conclusión de que una conexión a gran profundidad, concretamente a unos 80 kilómetros (50 millas) bajo la superficie, puede explicar la enigmática conducta de dos de los volcanes más notables de la Tierra, el Mauna Loa y el Kilauea, ambos en Hawái. El estudio, primero en crear modelos detallados de las interacciones conjuntas de dos volcanes, explica cómo una conexión en la zona superior del manto de la Tierra podría ser responsable de la competencia entre el Kilauea y el Mauna Loa por el mismo suministro de magma profundo, y de la tendencia de ambos a "hincharse" simultáneamente durante la última década. La investigación brinda el primer modelo plausible que puede explicar tanto los patrones opuestos de erupción a largo plazo del Mauna Loa y el Kilauea (cuando uno está activo el otro está en reposo) como lo ocurrido entre 2003 y 2007, cuando los datos obtenidos mediante mediciones por GPS mostraron que ambos se hincharon notablemente a consecuencia de la presión del magma ascendente. El nuevo estudio ha sido realizado por científicos de la Universidad Rice en Houston, Texas, la Universidad de Hawái, el USGS (el servicio estadounidense de prospección geológica) y el Instituto Carnegie (la organización científica fundada por Andrew Carnegie en 1902), con sede en Washington D.C. El Mauna Loa y el Kilauea son alimentados desde un mismo "punto caliente" o "depósito de magma" de las profundidades, y durante la última década los investigadores observaron inflamientos simultáneos, que ellos interpretan como el resultado de una mayor presión de la fuente de magma que los alimenta.
Los científicos también saben que existen diferencias químicas sutiles en la lava que sale de cada uno, lo cual significa que cada uno tiene su propio conjunto de conductos que extrae magma desde lugares distintos de esta fuente profunda.En los datos obtenidos mediante mediciones por GPS, el equipo de Helge Gonnermann, profesor de Ciencias de la Tierra en la Universidad Rice, apreció en primer lugar el inflamiento en el Kilauea, y aproximadamente medio año después en el Mauna Loa. Su hipótesis es que la presión se transmite lentamente a través de una región parcialmente derretida, y por tanto porosa, de la astenosfera. Como los cambios en la presión de los poros se transmiten entre los volcanes a una velocidad superior a la del flujo de magma dentro de la región porosa, esto también puede explicar la relación dinámica que existe entre ambos volcanes, a pesar de ser alimentados por partes distintas de la misma fuente. El Mauna Loa y el Kilauea, a los que se puede considerar actualmente como los volcanes más grandes y activos de la Tierra, y que están ambos ubicados en la isla de Hawái, figuran entre los volcanes más estudiados del planeta. Desde 1912, han sido monitorizados activamente por científicos en el Observatorio Hawaiano de Volcanes (HVO) adscrito al USGS. El Kilauea ha entrado en erupción 48 veces desde que comenzó a ser vigilado por el HVO, teniendo una erupción de flanco casi continua desde 1983. El Mauna Loa ha entrado en erupción 12 veces en el mismo periodo, produciéndose la erupción más reciente en 1984. En el estudio también han trabajado James Foster y Benjamin Brooks de la Universidad de Hawái, Michael Poland y Asta Miklius del HVO, y Cecily Wolfe de la Universidad de Hawái y el Instituto Carnegie en Washington D.C.
fuente, noticiasdelaciencia
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