La descomposición de los desperdicios también contribuye a la contaminación ambiental.
Los estadounidenses arrojan a la basura casi la mitad de su comida, lo que no solo genera costos innecesarios por el desperdicio de un precioso recurso, sino que contribuye al daño del medio ambiente, según un informe realizado por el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC), conocido también como la Onda Verde.
El reporte afirma que el despilfarro de alimentos equivale a una pérdida de US$165.000 millones al año y representa también una cuarta parte del agua consumida en EE.UU., que se utiliza para el cultivo y producción. La descomposición de la comida desperdiciada también despide gas metano que contamina la atmósfera.
El fenómeno cobra más importancia teniendo en cuenta que Estados Unidos atraviesa por una severa sequía que está impactando el volumen de alimentos y los precios de los mismos lo cual también tiene repercusiones globales.
Hay organizaciones humanitarias, sin embargo, que activamente se encargan de recoger y distribuir alimentos que, de otra manera, terminarían en el basurero.
Gasto intensivo
El desperdicio de comida no se puede erradicar en su totalidad pero mucho se puede controlar, dijo a BBC Mundo Dana Gunders, scientífica del NRDC-Onda Verde, en tema de alimentos y agricultura y la responsable del informe.
El problema no es muy diferente a lo que sucede en varios países industrializados pero en Estados Unidos no hay mucha consciencia al respecto. Está arraigado al comportamiento y la cultura.
"Es común ir al supermercado una vez a la semana y comprar grandes cantidades de alimentos que, por que cambiamos los planes y salimos a un restaurante, la comida en casa se echa a perder", explicó la investigadora.
"En los restaurantes las porciones han ido creciendo y nos presentan con cantidades enormes de comida que no podemos comer y termina en la basura", continuó.
Gunders señala que el consumidor está muy desentendido de la cantidad de recursos que se necesitan para cultivar y producir alimentos. Cuando se botan a la basura no piensan en la cantidad de agua, ni el abono, ni la tierra fértil que se invirtió en la producción.
"En EE.UU. la agricultura abarca la mitad de la tierra para la producción de comida y ésta, a su vez, consume 80% del agua fresca. Si el 40% de los alimentos se desperdicia, eso representa una cuarta parte del agua malgastada", calculó la científica.
Este factor es particularmente oneroso en la actualidad, ya que el país atraviesa por una sequía. Pero también los fertilizantes y los pesticidas son elementos que necesitan muchos recursos para producir.
El desperdicio tiene también implicaciones negativas sobre el medio ambiente. La sola producción de alimentos en EE.UU. consume el 10% de toda la energía producida en el país pero, además, la mayoría de la comida desperdiciada va a parar en los grandes vertederos donde se descompone y despide metano.
"El gas metano es un poderoso agente del efecto invernadero y el desperdicio de comida genera casi una cuarta parte de todas las emisiones en el país".
Una cuarta parte del agua dulce se malgasta con el desperdicio de comida.
Cambio de comportamiento
El informe de la Onda Verde se basó en estudios y datos de agencias gubernamentales como el Instituto Nacional de la Salud que analizó el abastecimiento de comida en base a las calorías consumidas y problema de los vertederos y la descomposición orgánica está corroborado por la Agencia de Protección Ambiental (EPA).
El documento incluye una serie de recomendaciones para lograr una utilización más eficiente de los recursos alimenticios con objetivos para el gobierno, la industria alimenticia y los consumidores.
"De parte del gobierno se necesita un estudio profundo para entender el tamaño del problema y sus impulsores", manifestó Gunders. "También deben seguir el ejemplo del Parlamento Europeo que se ha impuesto objetivos de reducir el desperdicio a la mitad para 2020".
Con respecto a la industria y comercio se recomienda un análisis detallado de su propio desperdicio. Los restaurantes deberían ofrecer platos y menús más pequeños.
"Como individuos podríamos empezar en nuestros propios refrigeradores", recomendó. "Hay muchos alimentos que se pueden congelar como el pan, la leche y otros lácteos".
Sugirió también que un régimen de compras sería más acertado si se visita el supermercado varias veces a la semana por lo que se necesita, en lugar de una sola vez.
Los estadounidenses tienden a comprar frutas de apariencia perfecta, las otras se desperdician.
Al rescate
Muchos métodos de cómo aprovechar la comida se han estado poniendo en práctica desde hace varios años por organizaciones que se dedican a acabar con el hambre.
Feeding America (Alimentando a Estados Unidos), una organización que evolucionó de los primeros bancos de alimentos fundados por el pionero John Van Hengle, empezó hace 20 años a rescatar comida para los necesitados.
"Nosotros distribuimos 500 millones de toneladas de alimentos al año que de otra manera se hubieran echado a perder", afirmó a la BBC Ross Fraser, portavoz de Feeding America.
"Somos la última parada para la comida que nadie quiere. Si no está en condiciones para el consumo humano se la donamos a granjas para que alimenten animales", indicó.
El portavoz de la ONG dijo que una de las principales fuentes de la comida que distribuyen viene de lo que se denomina producto tipo "B". "El consumidor en Estados Unidos quiere que los tomates sean rojos, redondos y perfectos. Los que no son, no se venden y ese es el producto tipo 'B' que rescatamos y distribuimos".
Fraser explica que hay una confusión con la fecha de vencimiento de los productos que también contribuye al desperdicio. "Esa fecha tiene que ver más con la apariencia del producto que con su calidad comestible", explicó.
"Unos Corn Flakes (cereal en hojuelas) con la fecha pasada pueden ser menos crujientes pero perfectamente saludables para el consumo", aseguró.
La organización Feeding America está perfectamente consciente del gran desperdicio de comida y activamente busca como rescatarla y distribuirla, manifestó Ross Fraser.
Sin embargo, Dana Gunders de NRDC sostiene que tiene que haber mayor consciencia y metodología aplicada para revertir la tendencia de desperdicio en beneficio de una población global que enfrenta cada vez más hambre.
Se prevé que la población mundial estará en los nueve mil millones en 2050. La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que se necesitará 70% más producción alimentaria que la presente.
"La reducción del desperdicio sería el primer y más obvio recurso en el que debemos pensar cuando nos referimos a una mayor demanda alimentaria en el futuro", recalcó la investigadora de la Onda Verde
A veces la fecha de vencimiento tiene poco que ver con su calidad comestible, dicen los expertos.
fuente,bbc
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