NASA/JPL/SPACE SCIENCE INSTITUTE
Cráter de Jápeter
Desde que la nave espacial Cassini volara cerca en diciembre de 2004 y septiembre de 2007 y transmitiera imágenes de su rugosa superficie, Jápeto ha provocado la curiosidad de los científicos y las más variadas hipótesis sobre su peculiar aspecto. Incluso ha sido objeto de fantásticas elucubraciones, como que es un satélite artificial.
Pero es cierto, casi todo en Jápeto es raro. En vez de ser esférica, esta luna es más abultada en el ecuador que en los polos. Y tiene una cordillera muy alta de origen misterioso que envuelve la mayor parte del terreno alrededor de su ecuador. Debido a su robustez y la cresta gigante en formad de anillo, parece una nuez de gran tamaño.
Los investigadores han identificado 30 avalanchas masivas de hielo en las imágenes de la Cassini. 17 se hundieron en las paredes de los cráteres y 13 se deslizaron por los toboganes de la cordillera ecuatorial. El hielo alcanza en su caída altísimas velocidades, pero entonces sucede algo extraño. De alguna manera, su coeficiente de fricción baja y comienza a fluir en lugar de desplomarse, viajando muchísimos kilómetros antes de que se disipe la energía de la caída y se detenga completamente.
Las avalanchas de hielo en Jápeto no son solo gigantescas, sino que son más grandes de lo que deberían ser dadas las fuerzas que los científicos creen las ponen en movimiento y las llevan hasta el final.
El equivalente de la avalancha de hielo de Jápeto en nuestro planeta es un raro desprendimiento de tierra llamado «sturzstrom», que se caracteriza por tener un gran desplazamiento en sentido horizontal 20 o 30 veces más largo que su caída vertical. Incluso puede subir cuesta arriba. Estos deslizamientos de tierra extraordinariamente móviles, que parecen extenderse como un líquido en lugar de desplomarse como rocas, desconciertan a los científicos desde hace mucho tiempo.
Experimento planetario
Los investigadores no se ponen de acuerdo acerca de qué puede provocar estas situaciones: un cojín de aire, lubricación por agua o por polvo de roca, una capa fundida delgada... «Los deslizamientos en Jápeto son un experimento planetario a gran escala que no podemos hacer en laboratorio ni observar en la Tierra», dice Kelsi Singer, uno de los responsables de la investigación. «Ocurren en el hielo, en vez de en roca, con una gravedad diferente y sin atmósfera».
Realizar las mediciones de algo que ha pasado en una luna tan distinta a nuestro mundo es muy complicado, ni siquiera si se tienen en cuenta los coeficientes de fricción de hielo muy frío medido en el laboratorio.
A velocidades de deslizamiento bajas, el coeficiente de fricción de las rocas oscila entre el 0,6 a 0,85. Pero cuando las rocas se deslizan una sobre otra lo suficientemente rápido, el coeficiente de fricción es de cerca de 0,2. Eso está en el mismo rango que los coeficientes de la avalancha de hielo de Jápeto.
Nadie está seguro de lo que lubrica las fallas cuando están en movimiento sacudidas por un terremoto, pero una de las hipótesis más sencillas es el calentamiento instantáneo, diminutos puntos de contacto en sus superficies que se calientan por la fricción. Por encima de una velocidad crítica, el calor no tendría tiempo para escapar de los puntos de contacto, calentados a temperaturas lo suficientemente altas como para debilitar o incluso derretir la roca. Este debilitamiento puede explicar las altas tasas de deslizamiento y los grandes desplazamientos característicos de los terremotos.
fuente, ABC
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