Acanthamoebas. Este nombre difícil es el de un parásito que amenaza la salud ocular. Se trata de un germen que habita en espacios muy cotidianos y puede afectar los ojos causando queratitis y, en el peor de los casos, encefalitis grave. El parásito se encuentra en el aire, la tierra, el agua (potable, estancada o contaminada, en ríos, lagunas y piletas) y, sobre todo, suele frecuentar lentes de contacto blandas mal higienizadas. De hecho, en el 90% de los casos que se diagnostica una queratitis por Acanthamoebas los pacientes son usuarios de lentes de contacto, y el aumento de la cantidad de casos está directamente asociado al incremento de personas que los usan.
“Las lentes descartables que no tienen una buena higiene luego de su uso o un adecuado mantenimiento con las soluciones necesarias se contaminan. A veces puede ocurrir que el germen acceda directamente a la lente de aquellas personas que practican deportes acuáticos o se meten a la pileta, al mar o al río con ellos. Debido al uso de lentes generalmente se produce un microtraumatismo en el ojo, a través del cual el parásito puede penetrar la córnea. Aunque hay casos reportados –muy pocos– en los cuales el Acanthamoebas ingresó a la córnea sin que existiera lesión de por medio”, advierte la médica oftalmóloga Eliana Segretin, responsable de la sección Infectología y Superficie Ocular del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano.
La especialista afirma que si bien es una enfermedad muy rara, la cantidad de casos va en aumento. En su equipo diagnostican aproximadamente un caso por mes, es decir, entre diez y doce casos por año, mientras que hace seis años apenas veían dos o tres casos anuales. El primer caso registrado fue en 1974 y si bien el número de afectados se sigue manteniendo bajo, los especialistas quieren concientizar sobre la importancia de la higiene ocular.
“La queratitis causada por este parásito es una infección poco frecuente, grave para el ojo, de muy difícil tratamiento y que se da sobre todo en usuarios de lentes de contacto o pacientes que han sufrido un traumatismo con algún cuerpo extraño o utensilio sucio contaminado con tierra. A veces se confunde con otros cuadros como queratitis comunes, de tipo micóticas o causadas por un herpes. La afección comienza con una alteración superficial y después se va infiltrando en la córnea como si fuera un anillo que termina opacándola por completo. Esto genera, a la vez, mucha inflamación. Si no se trata a tiempo y sigue la evolución normal de la infección se puede perder la córnea o el lóbulo ocular. Con respecto a los síntomas, la diferencia con las queratitis más comunes es que ésta es más pequeña pero genera mucho más dolor”, aclara Segretin.
En cuanto al tratamiento, es muy difícil: “es un germen muy resistente –precisa la especialista–. En general se utilizan drogas que son antiparasitarios o antiamebicidas, incluso antibióticos y antinarcóticos. Todo depende de la gravedad y de lo que uno tenga disponible en la Argentina. Si se logra parar la infección y controlar la inflamación, el paciente se cura. Si no, existe la posibilidad de tener que hacer un transplante de córnea para eliminar la mayor cantidad enferma”. Por este motivo, Segretin refuerza la importancia de hacer un diagnóstico temprano para el éxito del tratamiento.
CASOS EXTRAÑOS.
“No hay un aumento significativo de esta patología, pero es difícil de diagnosticar si no se piensa como una posibilidad. Por ejemplo, debemos recordar que cuando se nada en piletas contaminadas, el parásito puede penetrar por fosas nasales y a través de las terminaciones del nervio olfatorio puede pasar al sistema nervioso central y causar meningoencefalitis. También la diseminación puede ser por vía hematógena”, ejemplifica Eduardo Luis López, médico infectólogo y presidente de la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica.
En situaciones más severas puede provocar incluso encefalitis grave. Conrado Estol, neurólogo, director de la Unidad de Tratamiento Neurológico y Prevención Vascular, dice al respecto: “La encefalitis es la inflamación del cerebro en general causada por un virus. Es muy común y la forma más frecuente tiene una evolución muy buena con curación espontánea (aunque el paciente puede llegar a estar ‘grave’ en terapia intensiva mientras cursa la infección). No creo que se sepa cuántos casos hay en la Argentina de esta causa precisa ya que muchos pueden quedar sin diagnóstico en un paciente que se cura solo –aunque es raro– o que muere sin que se haga el diagnóstico. Para hacer ciertos diagnósticos infrecuentes como el de esta ameba, uno debe tener en mente que la infección puede ocurrir (aunque sea infrecuente) y por lo tanto una vez descartadas todas las causas comunes de encefalitis, se deben comenzar a descartar las ‘raras’ como ésta”.
Y una vez más, Estol vuelve a poner el énfasis en que la clave para prevenir este tipo de infección está en una buena higiene, sobre todo a la hora de manipular lentes de contacto blandas.
Comentarios
Publicar un comentario