El sistema solar atraviesa una nube interestelar


El cambio climático que está sufriendo nuestro planeta es una evidencia cada día más palpable, y la comunidad científica es prácticamente unánime al achacar sus causas a la acción del hombre. Sin embargo, estudios de científicos soviéticos basados en datos de sondas de la NASA, concluyen que es el Sistema Solar en su conjunto el que se esta calentando. 

 Se trata, dicen, de la consecuencia de estar entrando en una zona de la galaxia altamente energética.

Imagen Ilustrativa

Enviadas originalmente para estudiar Júpiter y Saturno, las “Voyager” 1 y 2 que se lanzaron en 1977 son en la actualidad las sondas que más se han alejado de nuestra Tierra. Han llegado hasta los límites del Sistema Solar, y su objetivo ahora, es estudiar cómo interactúa el Sol con el resto de la galaxia.
 Para ello analizan los límites externos de la heliosfera, una burbuja magnética creada por el viento solar que rodea y compenetra al Sistema Solar.

En ese límite, conocido como heliopausa, se produce un choque entre el viento solar (compuesto por una corriente continua partículas que emite el Sol), y el viento interestelar que procede de la galaxia. Nuestro Sol, junto con toda su familia de planetas, gira alrededor de la Galaxia a la que da una vuelta completa cada 230 millones de años.

Durante ese viaje alrededor del centro de la galaxia, el Sistema Solar atraviesa regiones con nubes de polvo, gas y partículas cargadas, zonas vacías y otras densamente pobladas, como los brazos espirales. La región de la heliopausa esta marcada por lo que se conoce como “onda de choque”, un lugar en el que el viento solar se ralentiza precipitadamente al chocar contra las partículas que encuentra al atravesar la galaxia.

 Es un choque de una magnitud extraordinaria, que se produce en una región variable dependiendo de la fuerza con la que golpee el viento interestelar y la fuerza que posea el viento solar para frenarlo.

Los científicos de la NASA creen que la “Voyager 2” cruzó esta onda de choque en diciembre de 2004, y según la valoración de investigadores del Instituto de Tecnología de California en Pasadena (EE.UU.), la sonda atravesó este límite más cerca del Sol de lo esperado. Basándose en los datos de la “Voyager”, Alexey Dmitriev, geofísico de la Academia Rusa de Ciencias, estima que en la actualidad el tamaño de la onda de choque se ha multiplicado por diez en estos últimos 20 años, cuando las “Voyager” hicieron las primeras mediciones.

 Dmitriev y sus colegas creen que se debe a que estamos atravesando una zona del espacio interestelar que contiene una gran cantidad de partículas altamente energéticas. Es una especie de turbulencia interestelar llena de desechos espaciales que, según parece, podrían ser el resultado de la explosión de una estrella.



 A medida que nuestro Sistema Solar avanza hacia esta nube de energía, sus partículas cruzan con mayor intensidad la heliopausa, atraviesan la heliosfera, y llegan hasta el mismo Sol. Dmitriev cree que el incremento de actividad solar que estamos teniendo es resultado directo de este continuo flujo de materia y energía, proveniente de esta nube interestelar.

 Todo lo que afecta al Sol afecta a sus planetas. De este modo las atmósferas, el clima, y el magnetismo de todos los planetas del Sistema Solar - incluida nuestra Tierra - están siendo afectados, por una parte por un Sol alterado por otra por las partículas y la energía que llegan de la galaxia Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno son los planetas en los que más fuerte está impactando la onda de choque.

El caso de Júpiter es especial, ya que ha duplicado su campo magnético y ha generado en estos últimos años una segunda mancha roja de dimensiones casi tan grandes como las de la Tierra, gracias al incremento de energía que esta recibiendo. Nuestro Sistema Solar en su conjunto, está viviendo un calentamiento global.

 Las conclusiones de Dmitriev están siendo confirmadas por un número creciente de científicos, principalmente rusos; sin embargo, la ciencia más ortodoxa no considera importantes los impulsos energéticos procedentes de la galaxia, ni los efectos producidos por la configuración planetaria del Sistema Solar.

 En todo caso se sabe que nuestra heliosfera permanecerá dentro de la onda de choque durante los próximos 3.000 años, y que nos queda mucho por conocer lo que esto implica. Dmitriev aún así lo tiene claro: el estado excitado de nuestra heliosfera afecta a todo el organismo del Sistema Solar: Sol, planetas, lunas, cometas y asteroides, así como el espacio interplanetario.

 Respecto a nuestra Tierra, cree que las alteraciones geológicas, geofísicas y climáticas que actualmente está viviendo, tienen su origen en la “donación” de energía que nos llega de la galaxia, pero que la habilidad de la Tierra para adaptarse, se altera y disminuye debido a los cambios en la naturaleza provocados por el hombre.

 En poco tiempo - predice Dmitriev - asistiremos a fenómenos climáticos catastróficos nunca antes vistos.

 La conclusión de Dmitriev y de otros científicos de la Academia Rusa de Ciencias es que la humanidad se enfrenta a un problema de adaptación al nuevo estado de la Tierra, pero no sólo porque esta nube energética esté alterando al clima, sino porque también lo hará sobre los seres vivos, sus procesos vitales y, en definitiva, sobre toda la Tierra.

Fuente y Credito a www.bibliotecapleyades.net

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