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Como explica Diego G. Miralles, autor principal de la investigación, “solo en latitudes septentrionales la evaporación se ha incrementado a la velocidad esperada. En el resto de zonas continentales, el efecto de las oscilaciones climáticas naturales de El Niño y La Niña (ciclos casi periódicos de temperatura oceánica que originan lluvias torrenciales y sequias en los trópicos) han sido un factor mucho mas determinante para la evapotranspiración que el calentamiento global”. En temporadas de El Niño las lluvias en Sudáfrica y Australia se ven reducidas drásticamente, lo que provoca a su vez una reducción en la transpiración de las plantas, que también frenan su actividad fotosintética para evitar secarse.
Como apunta el investigador principal del artículo publicado en Nature Climate Change, “estas reducciones regionales de la transpiración son tan intensas que el volumen total de vapor de agua desde los continentes a la atmósfera se ve severamente mermado a escala global”. Y añade, “el futuro del ciclo terrestre del agua depende en gran medida de cómo el ciclo de El Niño y La Niña reaccione al cambio climático. Por lo tanto, deberíamos prestar atención a los fenómenos oceánicos en nuestros estudios de la futura disponibilidad de agua en los continentes”. Miles de investigadores en todo el mundo analizan datos provenientes de modelos climáticos y satélites para anticiparse al destino del clima. Este estudio da un paso más en la comprensión del ciclo del agua y la climatología global a través de un fenómeno tan importante como el ciclo de El Niño y La Niña.
fuente y credito a muyinteresante.es
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