La Gran Barrera Coralina de Australia es una de las maravillas naturales más conocidas en todo el mundo. Por su complejidad y las estrechas relaciones que existen entre sus habitantes, esta estructura es considerada el súper organismo más grande del planeta, con más de 2600 kilómetros de longitud y miles y miles de organismos que viven y dependen de ella, entre los que destacan los corales, con alrededor de 400 especies, la mayor concentración de los mismos en toda la Tierra. Pero, lamentablemente, la Gran Barrera de Coral se está muriendo a un ritmo extremadamente acelerado. De las causas de esta catástrofe y las medidas que propone la ciencia para su protección inmediata queremos hablarte a continuación
La pérdida de cobertura de la Gran Barrera
Aunque numerosos estudios han ido ofreciendo datos sobre la salud de la gran barrera en determinados segmentos de su amplia extensión, no fue hasta el año pasado que se reunieron todos estos datos gracias a un megaproyecto que constituyó el estudio más integral de arrecifes coralinos que se ha hecho nunca en el planeta. El mismo compiló por primera vez datos tomados a lo largo de 27 años de investigaciones en 217 arrecifes particulares pertenecientes a la barrera, plasmados a su vez en más de 2200 artículos científicos, tesis doctorales, etc. Sus autores aseguraron en un artículo publicado por la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, Proceedings of the National Academy of Sciences, que tras realizar un profundo análisis espacial de su superficie teniendo en cuenta todas las investigaciones, esta megaestructura había perdido aproximadamente la mitad de su cobertura de coral inicial, lo cual es una cifra altamente preocupante y con graves consecuencias ecológicas que apenas podríamos imaginar.
Principales amenazas a la Gran Barrera de Coral
Según los biólogos marinos, los principales enemigos de los corales en la Gran Barrera han sido históricamente los ciclones tropicales y otras tempestades severas que impactan la región causando fuertes marejadas y olas gigantes que destruyen los frágiles corales. Aunque estas tormentas han existido siempre y la barrera ha evolucionado y crecido con su presencia cada año, su frecuencia y potencia se ha visto notablemente incrementada en las últimas décadas, incrementando exponencialmente su impacto negativo. La otra causa importante de la mortandad coralina en la región ha sido la invasión descontrolada de un peligroso depredador, la estrella de mar conocida como Corona de espinas (Acanthaster planci) que devora sin piedad los pólipos coralinos responsables de la producción del esqueleto arrecifal.
A estos dos factores determinantes en la muerte de la Gran Barrera, debemos sumar otro que afecta a los corales de todo el planeta, el calentamiento global, que provoca condiciones de estrés que incitan la expulsión de las zooxantelas, unas pequeñas microalgas que viven en simbiosis con los corales y que son vitales para su supervivencia. Esto provoca el conocido blanqueamiento, que aunque se ha demostrado que puede ser reversible, si un evento particular de calentamiento se extiende mucho, el coral puede morir irremediablemente. El exceso de CO2 también está pasándole factura a esta maravilla natural, pues el exceso de este gas disuelto en el mar provoca un incremento de la acidez del mismo, situación que conlleva a una pérdida de la disponibilidad de carbonato de calcio, esencial para la fabricación de los esqueletos coralinos.
¿Podría recuperarse la Gran Barrera?
Potencialmente sí, pero es un proceso que dado el grado de deterioro actual, tardaría cientos de años, lo cual, por supuesto, no es motivo para desanimar los esfuerzos para conseguirlo. Una de las medidas inmediatas que se han propuesto para proteger a la Gran Barrera ha sido evitar los vertidos de la agricultura, como por ejemplo los fertilizantes, los cuales causan explosiones de algas que alimentan a las larvas de las estrellas depredadoras, que posteriormente llegan en masa a los corales y los destruyen. Otras medidas serían las ya conocidas y relacionadas con la mitigación del calentamiento global y, a menor escala, otras estrategias in situ para evitar los daños por parte de los buceadores y pescadores deportivos, quienes con frecuencia impactan contra los corales causándoles importantes daños.
fuente y credito a ojocientifico
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