Como sucede con todo objeto de consumo popular, existe un universo de mitos y confusiones alrededor de la cerveza. Te contamos cinco verdades esenciales.
Llegó la hora de derribar algunos de los mitos más arraigados en torno a la bebida más popular. A continuación, cinco cosas fundamentales que hay que saber al tomar cerveza:
Volver a enfriarla no la echa a perder
La cerveza es sensible al oxígeno y a los rayos de sol. Si sacaste una botella de la heladera y te la olvidaste cerrada en la mesa de la cocina, podés volver a enfriarla sin que se altere su sabor.
El color no determina la graduación alcohólica
Existe la confusión de que mientras más oscura es una cerveza, más alcohol tiene. Es falso: el color oscuro está determinado por el grado de tueste de la malta.
No engorda
La cerveza no engorda, apenas genera una leve hinchazón momentánea del estómago. El 90% de su composición es agua y es bastante nutritiva. Eso sí: como cualquier bebida alcohólica, no debe consumirse en exceso.
El sabor amargo es normal
No es cierto que la cerveza nunca deba ser amarga. Ese sabor se debe al lúpulo, uno de los ingredientes fundamentales y más característicos de la cerveza. Hay algunas más amargas que otras en el mercado, pero eso no determina su calidad.
Tirada es mejor
Contra la creencia de que las bebidas embotelladas son superiores, la cerveza de barril (“tirada”) es mucho más sabrosa y de mejor calidad, ya que la temperatura y la composición de la espuma están en su estado ideal.
fuente, lapatilla
Comentarios
Publicar un comentario