Los datos de la misión Cassini de la NASA revelan que Febe (o Phoebe), una luna de Saturno, tiene más cualidades similares a las de los planetas de lo que se pensaba anteriormente.
A diferencia de los cuerpos primitivos como los cometas, Febe parece haber evolucionado activamente durante un tiempo antes de detenerse.
El equipo de Julie Castillo Rogez (del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en Pasadena, California), Peter Thomas y Jonathan Lunine (ambos de la Universidad de Cornell, Ithaca, Nueva York) ha finalizado un análisis de datos reunidos por la sonda espacial Cassini, y la conclusión es que todo apunta a que Febe se originó en el Cinturón de Kuiper, la lejana región de antiguos cuerpos helados y rocosos más allá de la órbita de Neptuno. Los datos muestran que Febe era esférica y caliente en su historia temprana, y que tiene material rocoso de alta densidad concentrado cerca de su núcleo. Su densidad media es aproximadamente la misma que la de Plutón, otro objeto del Cinturón de Kuiper. Febe probablemente fue capturada por la gravedad de Saturno, cuando, por alguna causa, se acercó demasiado al planeta gigante.
Saturno está rodeado por una nube de lunas irregulares que giran en torno al planeta siguiendo órbitas inclinadas con respecto a la de Saturno alrededor del Sol. Febe es la mayor de estas lunas irregulares y también tiene la distinción de orbitar hacia atrás, en relación al sentido de giro de los otros satélites. Las grandes lunas de Saturno parece que se formaron a partir del gas y polvo orbitando en el plano ecuatorial del planeta. Estas lunas actualmente orbitan alrededor de Saturno en el mismo plano.
Los análisis indican que Febe nació durante los tres primeros millones de años de existencia del sistema solar, el cual se formó hace unos 4.500 millones de años. Originalmente, Febe pudo ser un astro poroso, pero todo apunta a que se derrumbó sobre sí mismo a medida que se calentó. Como consecuencia de la compactación, Febe desarrolló una densidad que es un 40 por ciento superior a la media de las lunas interiores de Saturno.
Desde hace mucho tiempo, se piensa que los objetos del tamaño de Febe se forman como cuerpos sin forma esférica, más parecidos a una piedra cualquiera que a un globo, y que se mantienen así durante toda su vida. Sin embargo, un objeto de esta clase que se hubiera formado lo bastante pronto en la historia del sistema solar, podría haber albergado los tipos de materiales radiactivos que producen gran cantidad de calor durante un periodo relativamente corto. El resultado, por tanto, bien podría haber sido lo que le ocurrió a Febe: un calentamiento interno lo bastante intenso como para cambiar la forma del astro.
Febe probablemente se mantuvo caliente durante decenas de millones de años antes de congelarse. El estudio sugiere además que el calor le habría permitido a esta luna albergar agua líquida en algún momento de su historia.
El nuevo estudio también concuerda con la idea de que varios cientos de millones de años después de enfriarse, Febe se desvió hacia la zona interior del sistema solar, durante un reordenamiento a gran escala de este último. Febe era lo bastante grande como para sobrevivir a los efectos comunes producidos por estas perturbaciones.
Se sabe que hay más de 60 lunas en órbita a Saturno, las cuales varían drásticamente en su forma, tamaño, origen y edad de la superficie. Los científicos continúan buscando otros satélites, usando para ello los observatorios terrestres y las cámaras de la Cassini.
La misión Cassini-Huygens es un proyecto cooperativo de la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Italiana.
fuente, http://noticiasdelaciencia.com/not/4342/febe__una_luna_de_saturno__tiene_bastantes_rasgos_propios_de_un_planeta/
A diferencia de los cuerpos primitivos como los cometas, Febe parece haber evolucionado activamente durante un tiempo antes de detenerse.
El equipo de Julie Castillo Rogez (del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en Pasadena, California), Peter Thomas y Jonathan Lunine (ambos de la Universidad de Cornell, Ithaca, Nueva York) ha finalizado un análisis de datos reunidos por la sonda espacial Cassini, y la conclusión es que todo apunta a que Febe se originó en el Cinturón de Kuiper, la lejana región de antiguos cuerpos helados y rocosos más allá de la órbita de Neptuno. Los datos muestran que Febe era esférica y caliente en su historia temprana, y que tiene material rocoso de alta densidad concentrado cerca de su núcleo. Su densidad media es aproximadamente la misma que la de Plutón, otro objeto del Cinturón de Kuiper. Febe probablemente fue capturada por la gravedad de Saturno, cuando, por alguna causa, se acercó demasiado al planeta gigante.
Saturno está rodeado por una nube de lunas irregulares que giran en torno al planeta siguiendo órbitas inclinadas con respecto a la de Saturno alrededor del Sol. Febe es la mayor de estas lunas irregulares y también tiene la distinción de orbitar hacia atrás, en relación al sentido de giro de los otros satélites. Las grandes lunas de Saturno parece que se formaron a partir del gas y polvo orbitando en el plano ecuatorial del planeta. Estas lunas actualmente orbitan alrededor de Saturno en el mismo plano.
Los análisis indican que Febe nació durante los tres primeros millones de años de existencia del sistema solar, el cual se formó hace unos 4.500 millones de años. Originalmente, Febe pudo ser un astro poroso, pero todo apunta a que se derrumbó sobre sí mismo a medida que se calentó. Como consecuencia de la compactación, Febe desarrolló una densidad que es un 40 por ciento superior a la media de las lunas interiores de Saturno.
Desde hace mucho tiempo, se piensa que los objetos del tamaño de Febe se forman como cuerpos sin forma esférica, más parecidos a una piedra cualquiera que a un globo, y que se mantienen así durante toda su vida. Sin embargo, un objeto de esta clase que se hubiera formado lo bastante pronto en la historia del sistema solar, podría haber albergado los tipos de materiales radiactivos que producen gran cantidad de calor durante un periodo relativamente corto. El resultado, por tanto, bien podría haber sido lo que le ocurrió a Febe: un calentamiento interno lo bastante intenso como para cambiar la forma del astro.
Febe probablemente se mantuvo caliente durante decenas de millones de años antes de congelarse. El estudio sugiere además que el calor le habría permitido a esta luna albergar agua líquida en algún momento de su historia.
El nuevo estudio también concuerda con la idea de que varios cientos de millones de años después de enfriarse, Febe se desvió hacia la zona interior del sistema solar, durante un reordenamiento a gran escala de este último. Febe era lo bastante grande como para sobrevivir a los efectos comunes producidos por estas perturbaciones.
Se sabe que hay más de 60 lunas en órbita a Saturno, las cuales varían drásticamente en su forma, tamaño, origen y edad de la superficie. Los científicos continúan buscando otros satélites, usando para ello los observatorios terrestres y las cámaras de la Cassini.
La misión Cassini-Huygens es un proyecto cooperativo de la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Italiana.
fuente, http://noticiasdelaciencia.com/not/4342/febe__una_luna_de_saturno__tiene_bastantes_rasgos_propios_de_un_planeta/
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