Un 2013 con grandes cometas

Ojalá se pudiera predecir con seguridad que un cometa vaya a aparecer por el cielo y convertirse en un verdadero espectáculo. Por más que llevemos unos cuantos años sin un Gran Cometa, a los aficionados a la astronomía no se nos pasan nunca las ganas. Y parece que 2013 puede ser ese año que se recordará en el futuro.


El gran cometa de 2007 McNaught C / 2006 P1. | R.H. McNaught


Claro que al final podría pasar como en 2011 con el cometa Elenin. Los cometas son así, potencialmente impredecibles, aunque siempre apasionantes. Abran así la agenda de 2013 que les acaban de regalar y apunten fechas, sobre todo a finales de año con el cometa Ison. O en primavera con el cometa PanStarrs. Quién sabe… Poniendo los dientes largos: el Gran Cometa de 1680 Un cometa que rivaliza en brillo con la Luna, o que puede verse de día, o cuya cola recorre una parte amplia del cielo es un espectáculo apasionante. Una pena que llevemos más de un siglo sin algo así por el cielo… A finales del mes de septiembre pasado, sin embargo, se descubrió en el cielo un cometa que, según se comentó, podría llegar a ser extremadamente brillante a finales de 2013. Un objeto que, posiblemente, se acerca por vez primera a la región interior del Sistema Solar, y que llegará a pasar el próximo 28 de noviembre a menos de 2 millones de km del Sol. Entonces podría llegar a desarrollar una cola brillantísima y amplia en el cielo… Por el tipo de órbita, algunos recuperaron las crónicas de 1680, porque podríamos volver a tener algo así “quince veces más brillante que la Luna”, como fue descrito este cometa de los tiempos de Newton, visible no solo en Europa, sino también en América, como cuentan las crónicas de Eusebio Francisco Kino, que publicó su “Exposisión astronómica de el cometa” en la ciudad de México en 1681.
¿Sucederá algo así? Nadie lo sabe. Un rato antes de que amaneciera el 21 de septiembre de 2012, desde la localidad de Кисловодск‎ en la estación astronómica de la montaña Kislovdosk, al norte de los Urales, los astrónomos rusos Nevski y Novichonok descubrieron un nuevo cometa en el cielo, muy débil, que podría estar más allá de Júpiter. Usaban un telescopio que forma parte de una red internacional de observación del cielo (en acrónimo Ison) en la que colaboran 20 observatorios de 10 países, entre ellos España, y que se dedica a monitorizar objetos del Sistema Solar cercanos con órbitas cercanas a la de nuestro planeta. Tras el aviso y las confirmaciones desde otros observatorios se le dio a este nuevo objeto el número de catálogo oficial de C/2012 S1 y el nombre de Ison. [Un breve inciso: tradicionalmente, a los cometas se les da el nombre de la persona que los ha descubierto (o de las personas, en caso de descubrimientos independientes). Debido a la existencia de proyectos colaborativos, telescopios robotizados y observatorios espaciales que están en la actualidad descubriendo más cometas al cabo del año que los aficionados o profesionales de la astronomía, no es nada raro que nos encontremos con estos nombres un poco sosos para los cometas. Este será conocido, y no hay vuelta de hoja, como "cometa Ison".] Los cálculos de la órbita del Ison se convirtieron en noticia rápidamente: se trata de un cometa del tipo “sun grazer”, de los que casi rozan a nuestra estrella. Habitualmente se trata de objetos que se acercan por vez primera al interior del Sistema Solar. Tienen trayectorias aproximadamente parabólicas, por lo que por el momento tiene energía suficiente para acercarse un vez al Sol y escapar posteriormente al exterior para no volver nunca. Pero podría ser capturado, todo depende de los procesos que vaya sufriendo el cometa conforme se acerca a su momento más cercano junto al Sol, a una distancia de nuestra estrella de entre 1 y dos millones de km. A los cometas se les dice que son “bolas de nieve sucias”, por su alto porcentaje de hielo de agua, hielo de dióxido de carbono y metano helado que contienen. Estas sustancias volátiles se subliman cuando el cometa se va acercando al Sol, creando una atmósfera que se escapa del núcleo cometario. Es la cabellera o coma que precisamente da nombre a los cometas. Las partículas del viento solar empujan esa cabellera hacia el exterior del sistema, pudiendo llegar a formar colas que se desarrollan por cientos de millones de kilómetros. El mismo arrastre se produce también a material sólido, polvo y pequeños fragmentos de roca y moléculas orgánicas, que se disgregan del núcleo, formando la cola de polvo. A veces las dos colas, la de gas y la de polvo, se abren de forma diferente, un espectáculo bellísimo en el cielo. Pues bien, Ison puede ser uno de estos grandes cometas, que conforme se acerque al Sol vaya aumentando de brillo (la atmósfera llega a tener miles de km de diámetro, frente a unos pocos km que es típicamente el tamaño del núcleo de un cometa) y desarrollando la extensa cola. Pero no sabemos, ni puede modelarse exactamente, cómo será el proceso ni si se convertirá en un objeto muy brillante. Aquí le vemos en una imagen de hace tres meses, cuando estaba a más de mil millones de km de la Tierra: Lecciones del pasado: no hay quien haga predicciones ciertas A finales de 2011 se descubrió el cometa C/2010 X1 Elenin, que prometía, siendo también un objeto que se iba a acercar mucho al Sol, animarnos las noches del otoño del año pasado. También, como viene siendo habitual en los últimos años, se convirtió en la promesa de la destrucción del mundo por parte de algunos agoreros iluminados (recordarán que en 1997 ya pasó lo mismo con el Hale-Bopp, cuando los seguidores de la iglesia de la “Puerta del Cielo” se suicidaron a subir en cuerpo espiritual a lomos del cometa). No se acertó: el cometa se fragmentó al calentarse cuando llegaba a las regiones cálidas del Sol, y dejó casi de existir… Por supuesto, tampoco chocó contra la Tierra ni lo habían anunciado los mayas, como ya comentamos en su tiempo por este blog. A veces pasa lo contrario: a comienzos de 2007, un cometa del que no se esperaba mucho, el C/2006 P1 McNaught, se convirtió en el más brillante del último siglo, cuando desarrolló una preciosa cola desparramada por el cielo del atardecer. Así apareció en los cielos de hace seis años: Por el momento no podemos saber si Ison será como McNaught o como Elenin. O si llegará a darnos tanta luz en las noches de comienzos de diciembre que llegue a dar sombra a los objetos, como la Luna Llena. En cualquier caso, estaremos atentos. Eso sí, visto que acabamos de salir de la última tontería del fin del mundo este pasado 21 de diciembre, me atrevo a pronosticar que más de uno querrá ver en el ISON el cometa que anuncia el fin de los tiempos. Al fin y al cabo no es sino mantener una antigua y supersticiosa tradición de que los cometas eran portadores de desgracias. (No siempre: muchos belenes se decoran con una estrella melenuda, y en tiempos de Julio César, se dijo que su alma subió al cielo montada en un cometa que fue visible por entonces, precisamente al que llamamos cometa de Halley). No solo tenemos Ison, también está Pan-Starrs Quizá no tengamos que esperar a finales de 2013 para tener un gran cometa. El 6 de junio de 2011 se descubría un prometedor objeto cometario desde el monte Haleakala de Hawaii, con el telescopio Pan-Starrs (otro acrónimo: Telescopio de monitorización panorámica y sistema de respuesta rápida, Panoramic Survey Telescope and Rapid Response System). El C/2011 L4 Panstarrs se acerca al Sol también por vez primera, con material por lo tanto que nunca ha pasado por las regiones cálidas cercanas al Sol. Estos cometas pueden por lo tanto emitir muchos gases, además de polvo y fragmentos de roca de los que se componen, y así desarrollar las galas de los cometas. ¿Será este el caso? Si no hubiera sido porque posteriormente se descubrió el prometedor ISON, sin duda este habría sido anunciado como el posible gran cometa de 2013. En cualquier caso, habrá que tener esperanza, lo mismo el cielo nos proporciona un espectáculo en 2013. Merecerá la pena. El Mundo, España

fuente, aimdigital

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