La explicación tiene que ver con el tamaño de sus hojas
Jensen cree que la explicación radica en el sistema circulatorio del árbol. Los azúcares producidos en las hojas, donde se realiza la fotosíntesis, se difunden a través de una red especializada llamada floema, repartiéndolos por toda la planta, incluida la raíz. Los azúcares se aceleran cuando se mueven, por lo que cuanto más grandes son las hojas más rápido alcanzan al resto de la planta. Pero el floema actúa como un cuello de botella en los tallos, las ramas y el tronco. Llega un punto en que crecer aún más se convierte en un desperdicio de energía para las hojas. Los árboles altos alcanzan este límite cuando sus hojas son aún pequeñas, porque los azúcares tienen que moverse mucho a través del tronco para llegar a las raíces, creando un cuello de botella más grande. Según los cálculos de Jensen, las hojas inusualmente grandes o pequeñas dejan de ser viables en los árboles muy altos. Por encima de los 100 metros, los árboles no pueden construir una hoja viable, lo cual podría explicar por qué las más altas secuoyas de California no superan los 115,6 metros.
fuente, abc
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