Parpadear ayuda a descansar el cerebro


Seguramente alguna vez has pensado lo extraño que resulta el parpadeo, no por su principal tarea -al menos hasta el momento- de brindarle una buena lubricación a los ojos, sino por la cantidad de veces que se realiza mientras se está despierto. Una vez más, gracias a la ciencia, se ha dado a conocer un estudio donde se asegura que parpadear ayuda al cerebro a descansar en las horas de vigilia.


¿Por qué parpadeamos? 
 La función mecánica y fisiológica a la que siempre se relacionó el parpadeo es la de lubricar la zona de los ojos y así permitir su correcto movimiento y la eliminación de sustancias que pueden acumularse en ellos. Sin embargo, los científicos muchas veces se preguntaban por qué los seres humanos parpadeaban tanto durante las horas que se mantiene despierto, ya que para mantener una correcta lubricación es suficiente con muchas menos frecuencia de la que lo hacemos. Luego de estudios que abarcaron más de una década, finalmente se ha descubierto aún más sobre las funciones del parpadeo y por qué lo hacemos más de lo que aparentemente lo necesitamos. Un ser humano parpadea aproximadamente entre 15 y 20 veces por minuto, lo que acumula un 10% del día con los ojos cerrados, pero ese tiempo que se utiliza no es desperdiciado sino que es una forma que tiene el cerebro de descansar.



El parpadeo o una forma de descanso cerebral Luego de realizar un experimento en el que se les mostraba a los participantes un video del popular personaje Mr. Bean, los científicos llegaron a la conclusión de que en esa fracción de segundo en la que el ojo permanece cerrado, funciona como una forma de descanso para el cerebro, ya que se desactiva en algunas zonas -las encargadas de la visión y la somatosensorial- y permite que se preste aún más atención cuando se vuelve a estar focalizado en lo que se estaba atento. Además, luego de analizar observaciones directas donde se veía en qué momento de un diálogo o película se cerraban los ojos, se notó que se hacía cuando cambiaba una escena o terminaba algún personaje de hablar, por lo que implícitamente el cerebro descansaría cuando es más “adecuado”. Algo para destacar –aunque no posee tanto rigor científico- es que aquellas personas que mienten no cierran los ojos durante el acto, por lo que estarían prestando más atención para llevar a cabo su engaño

fuente, ojocientifico

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