¿Un inmenso depósito de metano bajo la capa de hielo de la Antártida?


Se pueden ver aquí sedimentos congelados de un lago. (Foto: J. L. Wadham)


La capa de hielo de la Antártida podría albergar en sus profundidades una fuente, importante y pasada por alto, de metano, un potente gas de efecto invernadero. Así lo indican los resultados de una investigación. El nuevo e inquietante estudio demuestra que ciertos microorganismos que viven bajo condiciones de ausencia de oxígeno pueden haber generado metano a partir de la materia orgánica depositada mucho tiempo atrás en las cuencas sedimentarias ubicadas bajo la capa de hielo antártica. Si la capa de hielo se adelgaza demasiado y se abren vías suficientes que comuniquen estas cuencas sedimentarias antiguas con la superficie, el metano podría escapar hacia la atmósfera. Es fácil olvidar que hace más de 35 millones de años, la Antártida estaba llena de vida. Parte del material orgánico producido por esta amplia población de seres vivos quedó atrapado en los sedimentos, que luego quedaron separados del resto del mundo cuando creció sobre ellos la capa de hielo. El trabajo con modelos digitales realizado por el equipo de Slawek Tulaczyk, de la Universidad de California en Santa Cruz, así como Sandra Arndt y Jemma Wadham en la Universidad de Bristol en el Reino Unido, muestra que en el transcurso de millones de años, los microbios pueden haber convertido en metano este carbono orgánico antiguo. Los investigadores estiman que el 50 por ciento de la capa de hielo de la Antártida Occidental (de 1 millón de kilómetros cuadrados) y el 25 por ciento de la capa de hielo de la Antártida Oriental (de 2,5 millones de kilómetros cuadrados) yacen encima de cuencas sedimentarias preglaciales que contienen alrededor de 21 billones (millones de millones) de toneladas de carbono orgánico. Se trata de una cantidad bestial de carbono, ya que es más de diez veces la existente en regiones de permafrost septentrionales, tal como subraya Wadham. Los experimentos de laboratorio llevados a cabo por el equipo de investigación indican que estos entornos ubicados bajo el hielo tienen actividad biológica, lo que significa que probablemente haya microbios que metabolicen este carbono orgánico con el resultado de la generación de metano y dióxido de carbono.

fuente, noticiasdelaciencia

Comentarios