Más dióxido de carbono en la atmósfera puede reducir la nubosidad y las precipitaciones


Un cambio en la conducta vegetal que haga disminuir la evaporación de agua desde ellas influye de forma notable en la formación de nubes. (Foto: © Bart van Stratum)


Cuanto más caliente esté el aire, más agua se puede evaporar. Es una regla simple y bien conocida de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, unos científicos de Alemania y los Países Bajos han determinado ahora que esta regla no es inmutable, y que la situación puede ser muy distinta en nuestro mundo si el escenario cambia. Aunque un incremento en la cantidad de dióxido de carbono (CO2) presente en la atmósfera hace que el clima se torne más cálido, debido a que el CO2 es un gas de efecto invernadero, también puede provocar que se evapore menos agua. Las plantas, con sus miles de millones de estomas (poros especiales en las hojas), son la causa de esta aparente contradicción. Ejercen una influencia nada desdeñable en la composición del gas y la humedad atmosférica en torno a ellas. Valiéndose de nuevos cálculos y de un modelo climático perfeccionado, los investigadores encontraron que esto pone en movimiento una cascada de procesos que a la larga contribuyen al calentamiento global. El equipo de Jordi Vilà-Guerau de Arellano, en la Universidad de Wageningen, Países Bajos, junto a colegas de los Institutos Max Planck de Química y de Meteorología en Alemania, hizo uso, por primera vez, de un modelo digital que toma en cuenta los suelos, el ciclo hidrológico, la atmósfera y los procesos biofísicos de crecimiento de la vegetación. Los resultados del estudio indican lo mucho que los procesos locales y diarios variables, a través de la turbulencia, pueden influir en la atmósfera a escalas más grandes. Los científicos simularon tres escenarios para su análisis: una duplicación de la cantidad de CO2 presente hoy en la atmósfera, un incremento de dos grados centígrados en la temperatura media global, y una combinación de ambos. Los cálculos representan las condiciones esperadas para finales de este siglo. Los investigadores establecieron que algunos procesos del sistema suelo-vegetación-atmósfera responden más vigorosamente al aumento del CO2 y al cambio climático que otros procesos del mismo sistema. Al duplicarse el CO2 en la atmósfera, se activa una cascada de efectos que comienza con la respuesta fisiológica de los vegetales a una concentración superior de CO2.
El detonante de esta cadena de procesos es el hecho de que las plantas regulan el intercambio de vapor de agua y dióxido de carbono con la atmósfera abriendo o cerrando sus estomas. A mayores concentraciones de CO2, los vegetales cierran más sus estomas. En la simulación consistente en una duplicación de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, los estomas se cierran antes, ya que las plantas pueden asimilar de manera más eficaz y más rápida el CO2 necesario para la fotosíntesis. En consecuencia, menos transpiran las plantas por haber durado menos el proceso, y por ende hay menos vapor de agua aportado a la atmósfera a escala global. Por consiguiente, se forma un menor número de nubes del tipo cúmulo, lo que ocasiona que la superficie terrestre se vuelva más calurosa, ya que los rayos del sol inciden en ella directamente, en vez de reflejarse en las nubes que de otro modo estarían presentes. Entonces, el aire más cálido crea más turbulencia en la atmósfera cerca de la superficie, y en consecuencia se transporta más calor y menos humedad. En conclusión, con sólo aumentar lo suficiente el CO2, y sin necesidad de tener presente el efecto invernadero, se observa que el suelo y la atmósfera se calientan debido a la respuesta de las plantas a los niveles superiores de CO2.Los investigadores, por tanto, han encontrado otro mecanismo de realimentación en el sistema climático. Este mecanismo es un proceso de realimentación positiva. Este mecanismo de realimentación no apareció en el segundo escenario, en el que se simuló un incremento de dos grados centígrados, pero se mantuvo el nivel de CO2 igual al actual. La primera y la segunda simulación sirvieron para estudiar por separado la respuesta a ambos estímulos. Los investigadores hicieron por último una tercera simulación, en la que se incluían tanto el aumento de CO2 al doble como el incremento de los dos grados de temperatura. En ese tercer escenario, se observaron efectos positivos en comparación con el primero. Entre ellos, destacan la capacidad de la atmósfera más cálida para contener más agua y potenciar el crecimiento de la biomasa. Sin embargo, esos efectos positivos no pudieron compensar por completo la reducción observada en la formación de nubes en el primer escenario. En resumen, el efecto conjunto de una duplicación del CO2 presente en la atmósfera y un ascenso de 2 grados en la temperatura, ocasionará, según el estudio, que la evaporación decrezca en un 15 por ciento respecto a la de hoy en día, y que se formen menos nubes que ahora. Es evidente pues que un cambio en la conducta vegetal que haga disminuir la evaporación de agua desde ellas influye de forma notable en la formación de nubes.

fuente, noticiasdelaciencia

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