El misterio de las avalanchas colosales de hielo en Japeto, satélite de Saturno


El cráter Malun en Japeto. (Foto: NASA/JPL/Space Science Institute)


Japeto, un satélite de Saturno popular por ser parte del escenario de la legendaria novela de ciencia-ficción "2001, una Odisea del Espacio", de Arthur C. Clarke, sigue fascinando a la comunidad científica por sus asombrosas características.

En el ecuador de Japeto, hay una rara cordillera que en algunos puntos alcanza cerca de 20 kilómetros de altura, más del doble del Everest, y que se extiende a lo largo de un centenar de kilómetros.

La cordillera es colosal, si tenemos en cuenta que el diámetro de Japeto no llega a los 1.500 kilómetros, mucho menos que los 12.700 kilómetros que tiene el diámetro de la Tierra. Esta cordillera, así como las profundas cuencas de impacto, le confieren al satélite una topografía excepcional.

El hielo que cae desde puntos de gran altitud puede acumular una gran velocidad. Sin embargo, a veces sucede algo raro: De alguna manera, el coeficiente de fricción del hielo se reduce de forma notoria, y éste comienza a deslizarse con gran fluidez en vez de avanzar dando tumbos, viajando muchos kilómetros antes de que se disipa la energía de la caída y finalmente se detiene.

El equipo de Kelsi Singer y William McKinnon, ambos de la Universidad de Washington en San Luis, Misuri, Paul M. Schenk del Instituto Lunar y Planetario en Houston, Texas, y Jeffrey M. Moore del Centro de Investigación Ames de la NASA, en Moffett Field, California, ha analizado este intrigante fenómeno de las avalanchas de hielo, constatando que es más enigmático de lo que parecía.

Las avalanchas de hielo sobre Japeto no son sólo grandes; son más grandes de lo que deberían ser a juzgar por la magnitud de las fuerzas que las impulsan y la de las fuerzas que las detienen.

La mecánica de una avalancha normal es bastante simple. Gracias a la velocidad ganada durante su descenso, el material desprendido avanza por una superficie horizontal y a veces hasta puede subir algunas cuestas, hasta que la fricción con el terreno y la ejercida recíprocamente entre los propios fragmentos disipa esa energía acumulada durante la caída y la masa de material deja de avanzar.



Pero para explicar un avance excepcionalmente prolongado, hay que buscar algún otro mecanismo. Algo debe estar actuando para reducir la fricción durante el deslizamiento.

El problema es que no hay consenso científico sobre lo que ese algo puede ser.

El equipo de Singer ha identificado en total 30 avalanchas de hielo masivas en las imágenes captadas por la sonda espacial Cassini. De estas avalanchas, en 17 de ellas el hielo se desplomó pared abajo en cráteres, mientras que las otras 13 discurrieron ladera abajo en la cordillera ecuatorial.

Las cuidadosas mediciones de las alturas desde las cuales cayó el hielo, y del avance total de la avalancha, no concuerdan con algunas de las teorías más populares, dada la extraordinaria movilidad de los deslizamientos.

El coeficiente de fricción de las avalanchas difiere de los coeficientes de fricción del hielo muy frío determinados en el laboratorio.

fuente , noticiasdelaciencia

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