Curiosity: la búsqueda de la no vida

Planeta Rojo. Una expedición que sí importa a los mortales


La imagen muestra una parte de la cubierta del Curiosity, durante su exploración en el cráter Gale, en Marte. EFE La misión en Marte tiene un objetivo principal: encontrar microorganismos, aunque estén fosilizados, y la razón de su extinción GUADALAJARA, JALISCO (19/AGO/2012).- Es una experiencia astronómica nueva, diferente a lo que se conocía. La misión del vehículo explorador Curiosity coloca nuevamente en primer plano los viajes espaciales de la ciencia ficción y genera información que día a día los medios se encargan de difundir cada uno de sus movimientos. En este contexto, hay una pregunta obligada: ¿Qué le importa esta misión a los ciudadanos de carne y hueso? Más allá de la colorida información, no hay a simple vista nada que repercuta en la vida cotidiana. El científico Rodrigo Gamboa Goñi, un hombre de piel blanca, ojos azules y que habla siempre con las manos a la altura de la barbilla, concluye que la misión en Marte sí afectará a los mortales. Gamboa Goñi tiene autoridad porque es parte del equipo de traductores de la estadounidense Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA por sus siglas en inglés) y ha seguido segundo a segundo la misión del Curiosity. Es también profesor de la Universidad Panamericana (UP). —

 ¿Cuál es la relevancia de la misión?
 — Estamos hablando de que en 1997 se lanza un carrito a Marte; luego, en 2002, lanzan a una pareja, el Spirit y el Oportunity, que llegan a la par. Se puede decir eran misiones de exploración buscando principalmente agua, porque recordemos que Marte está a ocho meses de distancia —que realmente es poco, si se habla en términos astronómicos—y por otro lado es el planeta más parecido a la Tierra (…) ahora ya se sabe con certeza que Marte tuvo en el pasado agua. Un dato que envió el explorador el martes 14 es que divisó un riachuelo seco, lo que confirma algo que se sabía, pero no existe la confirmación de que haya habido una historia en el pasado de microorganismos, o de que haya podido haber vida; ni siquiera si el planeta es un buen huésped para eso. Los rovers de 2002 reportan con certeza que sí hubo agua, pero la mayoría con situaciones de mucha acidez, en donde no se pueden dar las condiciones para la vida. Entonces, la relevancia del Curiosity es contestar a grandes rasgos a la pregunta de si alguna vez hubo vida o si puede haberla, incluso actualmente. Este punto es especialmente esperanzador. ¿Por qué? Rodrigo Gamboa expone: “En el mejor de los casos (en las pasadas misiones) encontraron arcillas y yesos que sólo se forman cuando hay agua, y en el mejor de los casos reportan un PH neutro en algunas regiones, entonces dicen que es probable que en lugares con PH neutro se den microorganismos, pero no tenían el equipo. Entonces en esta ocasión el lugar es estratégico, el Curiosity opera desde el cráter Gale; ubicado a ocho kilómetros a la región de interés. La región es un pico que es dos veces la altura del Cañón del Colorado (que mide unos mil 400 metros). Normalmente los cráteres dejan plano, es contra intuitivo que encuentres un pico. Lo que dicen ahí —porque estamos hablando de un cráter que tiene millones de años— es que es sedimento que se ha acumulado, entonces lo interesante es que para los geólogos ésa es una historia, es como un libro abierto; el objetivo de la Curiosity es llegar ahí. De lo más nuevo de este aparatito, en comparación con otras generaciones, aparte del tamaño, es que tiene la capacidad de poder evaporar roca con un láser que tiene; entonces evapora, y donde se da cuenta que hay elementos orgánicos, una base de carbono, hidrógeno, oxígeno o nitrógeno, entonces ya va el carrito y tiene la capacidad de tomarla, molerla y hacer todo lo que le llaman espectroscopia”. —



 ¿Éste sería el mejor panorama?
 — El mejor panorama es que encuentre que por lo menos en el pasado, Marte fue habitable, microbiológicamente hablando; mejor sería que encuentren microbios, aunque sean fosilizados. Si los encuentran podrían definir que alguna vez fue habitable, y ver cómo puede volver a serlo. Ahí no acaban los datos de interés. Rodrigo Gamboa menciona otro punto que resulta relevante: La Luna como escala. Es decir: cada kilogramo que un cohete pretenda llevar al espacio, representa mil kilogramos de combustible. Como en la Luna ya está comprobado que hay agua, señala el experto, hay la posibilidad de que el cohete parta con menos líquido vital del necesario, haga una recarga en la Luna, y de ahí pueda llegar a Marte. Sí, suena como ciencia ficción, pero abaratar costos siempre es necesario. —

¿Cómo puede llegar a afectarnos a quienes no seguimos la misión? 
 — La lección que se puede aprender de Marte es que si ya albergó microbios, entonces puede servir como un experimento natural en el cual ya hubo extinción de la vida, y se puede tomar como una referencia de lo que no debe pasar en la Tierra. Me refiero a lo que no debe pasar porque es como el hermanito: el año en Marte dura el doble que en la tierra, pero son muy parecidos en tamaño; el día también, creo que son poco menos de 24 horas; la atmósfera es unas ocho veces menos densa, claro, no se puede respirar, pero es muy parecido; es terrestre, hay rocas que no tienen nada extraordinario, como las de aquí. Creo que ésa puede ser la lección: si tuvo vida ¿Por qué la perdió? Ése es el lado de mayor utilidad. En la parte tecnológica, hay ingenieros y otras personas que están haciendo todo esto, que prueban programas, que tienen éxito (…) esto tiende a desplazar a otras tecnologías. Por el otro lado, creo que la parte más romántica, es que si se encuentran microbios, entonces se confirma que no estamos solos en el Universo en ese sentido, en el sentido de vida. —

Barack Obama bromeaba con que lo primero que le dijo a los astronautas fue que, si encontraban extraterrestres, inmediatamente se comunicaran con él. ¿Hay algo más que les interese encontrar?

 — Yo diría que el objetivo científico es ése: ¿Puede albergar microrganismos o los ha albergado en el pasado? El otro fin es la exploración. Esta nave es la primera que lleva detectores de radiación. Se sabe que el humano es como los peces: si lo sacas de la pecera se empieza a morir, el humano evolutivamente está diseñado para estar en la Tierra; si lo sacas de ahí, literalmente comienza a fallecer. Es decir, la medicina moderna, específicamente la espacial, no puede con el entorno de cero gravedad. Hay reportes de cómo los humanos pierden densidad ósea, de masa, etcétera; la exploración del hombre en el espacio está todavía en pañales. Algo que interesa mucho son los niveles de radiación, ya que son muy dañinos para tripulaciones. Entonces, una modificación del Curiosity es que lleva un detector de radiación, que lo encendieron a la mitad del viaje (…) y ya tienen registro de cuatro meses previo a la llegada a Marte; después lo apagaron para el aterrizaje, y ahorita otra vez lo encendieron. Están recibiendo datos de biología, de ver a qué estaría expuesto el humano en cuanto la nivel de radiación.

 PARA SABER Información espacial a la mano

 El científico Rodrigo Gamboa Goñi invita a todos los interesados a que visiten http://ciencia.nasa.gov/, donde podrán tener información espacial de primera mano.

 PERFIL Colaborador de la NASA
 Rodrigo Gamboa nació el 17 de febrero de 1979, en Ensenada, Baja California. El actual profesor de la Escuela de Ingenierías de la Universidad Panamericana, estudió la Maestría en Ciencias en Física en la Universidad de Texas en El Paso y la Licenciatura en Física en la Universidad de Guadalajara. Es miembro del equipo de formato y traducción de Ciencia@NASA, comunicados de prensa de la agencia espacial y autor del libro “Física 1 y 2 Competencias”, de Editorial Umbral.

fuente, informador

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